Con amor eterno te he amado;por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3.
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,
para que vivamos por él. 1 Juan 4:9.
Usted no puede alejar a Dios de su vida, no puede impedirle que lo ame.
Usted puede rehusar la salvación que se le ofrece por Jesucristo, relegar ese mensaje al nivel de antiguas fábulas, pero no podrá impedir a Dios que lo ame.
Usted puede convencerse de que Dios no existe, que el más allá no existe, y que por consiguiente nunca tendrá que vérselas con él. Puede persuadirse de que el hombre es una criatura fruto de la casualidad, pero sus ideas no impedirán que Dios lo ame.
Hasta podría ser un temible bandido, pero esa mala conducta tampoco impediría a Dios amarlo y buscarlo.
El amor de Dios no se puede comprender mediante el razonamiento humano; hay que experimentarlo. A esto Él le invita aún hoy. Alguien que durante toda su vida no haya experimentado el amor de Dios es como un miserable mendigo que posee un tesoro y no lo sabe.
Dios dio la más grande prueba de ese amor al entregar a su Hijo Jesucristo a fin de que muriera en la cruz para salvarnos.
Si usted aún no lo ha hecho, responda a ese amor; acepte el perdón de Dios y aprenda a conocerle como su Padre.
El amor de Dios es grande, no podrá jamás cesar; más aumenta más se expande, cuanto más le dan lugar.
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