Las cifras del hambre
El hambre, al que deben enfrentarse cada día
925 millones de personas, no es una fatalidad a la que una parte de la
humanidad esté predestinada. Es resultado de la injusticia. De la
violación del derecho fundamental de toda persona a disponer, en todo
momento, de alimentos en cantidad y calidad suficiente que le permitan
vivir una vida digna y saludable.
En un mundo donde la producción agrícola mundial
podría ser suficiente para alimentar al doble de la población mundial,
la cifra de personas que pasan hambre se ha incrementado en más de 1.000
millones durante los últimos 3 años.
El alza de los precios de los alimentos en el
mercado internacional ha sido la principal causa de este incremento,
pero las causas que provocan el hambre son numerosas y complejas:
políticas comerciales injustas, pobreza, falta de acceso a agua potable,
situación de discriminación de la mujer, desastres naturales, violencia
y conflictos armados, o pandemias, son algunas de ellas.
Convencidos de que es posible combatir el hambre
atacando las causas que lo originan, Acción contra el Hambre trabaja en
cinco áreas fundamentales de actuación: nutrición, seguridad
alimentaria, agua y saneamiento, salud, e incidencia.
OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO
En el año 2.000, 189 países ratificaron los Objetivos
de Desarrollo del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas. El primero de
estos objetivos (ODM 1) pretende reducir a la mitad, para el año 2015,
el número de personas que pasan hambre. Sin embargo, el hambre y la
desnutrición infantil siguen figurando entre los desafíos más urgentes
que la comunidad internacional aún debe afrontar.
La pirámide del hambre
Las causas del hambre
POLÍTICAS COMERCIALES
En los últimos 20 años, las fluctuaciones
de los precios de los alimentos se han convertido en una clave
desencadenante del hambre. Muchas de las grandes crisis alimentarias de
África Subsahariana se han producido en el contexto de mercados bien
abastecidos donde los más pobres no tenían con qué pagar los altos
precios que alcanzan los alimentos en el período de escasez, entre
cosechas.
POBREZA
La pobreza por si sola no puede explicar
el hambre, pero afecta al acceso a los alimentos de las poblaciones más
vulnerables. La mayoría de los 1.020 millones de personas amenazadas por
el hambre vive en una situación de pobreza extrema, es decir, con menos
de un dólar al día: con esto no pueden acceder a los alimentos
disponibles en el mercado ni a recursos productivos como tierra y agua.
La pobreza alimenta al hambre pero, también a la inversa, la
desnutrición merma el desarrollo físico e intelectual de hombres,
mujeres, niños y niñas y con ello su capacidad productiva.
ACCESO AL AGUA
Disponer de agua segura suficiente,
asequible y accesible es un requisito imprescindible para satisfacer el
derecho a la alimentación: tanto para el consumo como para la producción
de alimentos. Asimismo, la falta de saneamiento adecuado es origen de
enfermedades que afectan a la productividad de las familias y
representan un coste adicional para sus ya debilitadas economías. Sin
embargo, una de cada cuatro personas en todo el mundo (1.400 millones)
no disponen de acceso a agua potable por Sin embargo, 884 millones de
personas en todo el mundo no disponen de acceso a agua potable y una de
cada tres (2.600 millones) no tiene acceso a un saneamiento adecuado.
DISCRIMINACIÓN DE LA MUJER
Las mujeres son responsables de la mitad de
la producción de alimentos a nivel mundial. Son las principales
productoras de los cultivos básicos que suponen hasta el 90% del
sustento de la población rural en los países pobres y desempeñan un
papel crucial en garantizar una alimentación adecuada en cantidad y
calidad para toda la familia. Sin embargo, en muchas partes del planeta
existen numerosas barreras culturales, sociales y jurídicas que impiden a
las mujeres el acceso a los medios de producción y las excluyen de la
toma de decisiones, perjudicando su propio desarrollo y el de la
sociedad.
DESASTRES NATURALES Y CAMBIO CLIMÁTICO
El 95% de las víctimas de desastres vive en
países en desarrollo. Aunque su exposición a terremotos, huracanes o
volcanes no sea mayor que en otros lugares, no han desarrollado
mecanismos para prevenirlos, mitigarlos o proteger a sus poblaciones.
Los efectos de los desastres en estos países suelen ser, por tanto,
devastadores y agudizan el impacto de estos fenómenos sobre el acceso a
los alimentos de estas poblaciones. Por otro lado, una de las
principales consecuencias del cambio climático es una mayor frecuencia
de desastres naturales, como sequías o inundaciones, que afectan
negativamente a la producción de alimentos, en especial a la agricultura
de subsistencia.
VIOLENCIA Y CONFLICTOS ARMADOS
La violencia es uno de los principales
desencadenantes del hambre en su fase aguda. La ruptura de los sistemas
de producción y de distribución de alimentos, como consecuencia de un
conflicto, es la primera causa de desabastecimiento. Además, el hambre
se ha convertido en un objetivo militar, un arma para silenciar a las
poblaciones. Indicadores del Banco Mundial muestran que los países que
han sufrido un deterioro de su situación nutricional en los últimos años
han vivido a su vez un conflicto o una violenta crisis social.
PANDEMIAS
Los mapas del SIDA y del hambre en el mundo
se superponen. El SIDA provoca más hambre y el hambre incrementa el
riesgo de exposición a la enfermedad. El SIDA reduce la capacidad de
producción de las familias, cuando alguno de sus miembros enferma. Al
mismo tiempo que las necesidades de alimentos se incrementan. El niño o
niña seropositivo está, a su vez, más expuesto a padecer desnutrición,
ya que su cuerpo está debilitado y no puede combatir ambas enfermedades.
Además, los tratamientos antirretrovirales no funcionan bien en niños
desnutridos, por lo que su esperanza de vida se ve reducida cuando no
tienen una dieta adecuada. Junto al VIH/SIDA, el cólera, la meningitis, y
la fiebre amarilla, que afectan a millones de personas en todo el
mundo, son también causa de la pobreza, el hambre y la desnutrición.
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